Siempre se ha asociado la idea de compartir vivienda con estudiantes universitarios que se marchan a otra ciudad o incluso a otro país a cursar sus estudios.
Sin embargo, debido a la eliminación de fronteras, la globalización del mercado y la situación económica mundial, cada vez hay más personas fuera del ámbito académico que deciden compartir una vivienda con otras personas. Y no es una mala solución.
Entre las ventajas de compartir una vivienda, ya seas estudiante, trabajador o turista, destacamos las siguientes:
Para los que quieren dejar de vivir con sus padres, este es el primer paso para acostumbrarse a una nueva vida más independiente.
Se reparte el coste del alquiler y se ahorran gastos (luz, agua, internet, telefonía, etc.)
Permite conocer a gente con quien compartir experiencias.
Permite relacionarte con otras culturas, aprender sus costumbres e idiomas, que serán experiencias muy enriquecedoras para tu vida.
Descubres nuevas ciudades.
Imagina que llegas a una ciudad nueva que está lejos de casa, compartir una vivienda puede marcar una gran diferencia. Tener un par de compañeros puede servirte de apoyo para adaptarte al nuevo entorno, evitar la soledad e incluso serte de ayuda en caso de enfermedad.
Esta es la base. A partir de ahí, tu voluntad y tu carácter, así como el de tus compañeros, serán los que decidan el éxito o el fracaso de la convivencia. Sobre todo hay que aceptar las virtudes y los defectos propios y de los compañeros y ser paciente.